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Profecías

agosto 7, 2009

‘Ven a la mesa’

Kenneth Copeland
Convención de Creyentes del Suroeste

(Oración en lenguas) “Tengo planes para ti que ni siquiera te has imaginado” —dice el SEÑOR—, “planes que van más allá de tus pensamientos más inalcanzables, y lo hice por ti. Los cielos están recargados de cosas que he preparado para tu deleite. Si tan sólo te acercaras a este lugar, diciendo: ‘Dios, estoy tan agradecido’, y me dieras una oportunidad”.

“Coviértete en un dador y no tan sólo un receptor. Comienza a pensar como Yo pienso. Y así pensaré a través de tu mente, veré a través de tus ojos, hablaré por medio de tu boca y te daré tanto poder interno como jamás hayas imaginado. Sí, el caudal —necesito de tu ayuda en estos últimos tiempos para bendecir y levantar a un ejército de creyentes—. Y tú formas parte de mi equipo especial. ¡No te necesito en quiebra! ¡No te necesito enfermo! ¡Te necesito sano y próspero! ¡Ya pagué el precio! ¡Ven y toma lo que te pertenece! ¡Ven a cenar! ¡Ven a cenar! ¡Ven a la mesa! He preparado una mesa en presencia de tus enemigos. Éste no es un banquete celestial. En el cielo no tinenes enemigo alguno”.

“Éste es un festín de abundancia en el valle de la sombra de muerte. ¡No temas ningún mal! No temas la sombra de muerte, ni su valle. Yo, tu SEÑOR, tu Salvador — Soy el SEÑOR de los ejércitos y Soy lo más grande en ese valle—. No temas porque la mesa está repleta. Ven a cenar, ven a cenar”. ¡Aleluya a Jesús! “Comparte la sanidad, comparte el postre para ser libre de deudas” (risas). “¡Sí! Comparte los milagros con este lado de la mesa. Ven a cenar, ven a cenar. ¡Oh, Gloria! Te enviaré a diversos lugares, te ungiré y te abasteceré mientras estés allí. Las personas se asombrarán de la gracia que saldrá de tus labios y de las riquezas que manejarás en tus manos. Naciones completas vendrán a Mí. Los trillones no son nada para Mí. Los jets 747 tampoco lo son. Ja, Ja, Ja, todas las cosas fueron creadas por Mí y para Mí” —dice el SEÑOR—. “Yo no necesito tus aviones aquí arriba. Mi carruaje de fuego es mucho más que tus aviones”.

“¿Acaso no has leído en Mi PALABRA que Mi carruaje de fuego es como un rayo que viaja de Este a Oeste? Mis vehículos se mueven a la velocidad de la luz. Los tuyos son extremadamente lentos. Sin embargo, quédate conmigo, ya te estás volviendo más rápido”.