Sí, podremos reconocernos los unos a los otros en el cielo. Existen muchos ejemplos de esto en la Biblia. Jesús dijo que, en el reino de los cielos, podríamos sentarnos junto a personas como Abraham, Isaac y Jacob (Mateo 8:11). Esto implica que conservaremos nuestra identidad individual y podremos reconocernos entre nosotros.
Otro ejemplo, ocurrió en el Monte de la Transfiguración, donde los discípulos pudieron reconocer a Moisés y Elías (Marcos 9:4-5). También, en la historia de Lázaro y el rico, vemos que el rico pudo reconocer a Abraham y a Lázaro (Lucas 16:19-31). Y en 1 Tesalonicenses 2:19-20, Pablo indicó que él reconocería a los tesalonicenses en el cielo.
Creemos que los padres podrán reencontrarse con sus hijos que ya han fallecido. El rey David dijo que vería a su hijo otra vez (2 Samuel 12:19-23). En el versículo 23 de la Nueva Traducción Viviente, leemos: «Yo puedo ir a donde él está, pero él ya no volverá conmigo». El ejemplo más significativo que tenemos en la Biblia de que nos reconoceremos, es Jesús mismo. Muchas personas pudieron reconocer a Jesús después de Su resurrección (Juan 20:16, 20; 21:12; 1 Corintios 15:4-7). Nosotros también podemos esperar reconocerlo porque nuestro cuerpo glorificado será como el de Jesús (1 Corintios 15:42-58; 1 Juan 3:2).