“La pornografía incita a las personas a tratarse el uno al otro como objetos o máquinas de dar placer”, declara el doctor James Dobson, fundador de Enfoque a la familia, quien ha publicado excelentes artículos relacionados con la pornografía. «Esta siembra la semilla de enemistad, conduce a relaciones dañinas y a perder el respeto por uno mismo … la pornografía es adictiva y progresiva, y crea una pasión por la fantasía, lo cual destruye la pasión por la realidad. El uso de materiales obscenos lleva a la perversión y al conflicto entre esposos y esposas».

En la Biblia se establece de manera clara que el deseo desenfrenado de la carne traerá pecado y consecuencias de pecado (Santiago 1:14-15). Una investigación reveló que el 77% de pederastas de niños y el 87% de pederastas de niñas, admitió imitar el comportamiento sexual que se muestra en la pornografía. Los porcentajes de abuso sexual son más altos en estados que tienen altas ventas de revistas sexuales y bajo cumplimiento de leyes contra la pornografía. (Investigación de Charles Keating de Citizens for Decency Through Law, de los sociólogos Murray Straus y Larry Baron y del psicoterapeuta David Scott).

¿Y cómo deja una persona la pornografía?

El primer paso para ser libre, es arrepentirse delante del Señor y pedirle Su ayuda. Puedes lograrlo haciendo la siguiente oración de todo corazón:

Padre, he pecado contra ti y ahora mismo elijo alejarme de ese pecado y dejarlo atrás. Te pido que perdones mi pecado, y por fe recibo la limpieza de todo pecado por medio de la sangre de Jesús. Y ahora mismo, recibo Tu poder para llevar una vida de santidad. ¡En el nombre de Jesús, amén!

Después, sé consciente de que has recibido el poder para permanecer libre. En 1 Juan 5:4-5, dice: «Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?». La gracia de Dios, es el poder sobrenatural para disfrutar una vida de santidad (1 Corintios 10:13; 2 Corintios 12:9). Si la presión por involucrarte en la pornografía te agobia de nuevo, recuerda que tienes la habilidad de volver tu corazón hacia Dios y pedirle Su ayuda. En Hebreos 4:16, dice: «Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda».

En Santiago 4:6-8, dice que cuando nos humillamos delante del Señor, Él nos da el poder y la autoridad ¡para resistir al diablo y verlo huir! Recuerda siempre que a través de Cristo Jesús eres un vencedor, y cuando resistes las tentaciones y las mentiras del enemigo, ¡éste tiene que huir!