No siempre es así, sin embargo, puede que algunas veces sí. Pero las buenas noticias son que no es difícil encontrar la diferencia entre ambas situaciones.
Primero necesitamos establecer esto: Siempre será apropiado para un hijo de Dios, comunicarse de forma abierta con el Padre. No tenemos que dejar de orar por completo por algo que hemos pedido firmes en fe. Pues cuando estamos arraigados en fe por algo en específico, podemos esperar que Dios continúe hablándonos acerca de esa situación, y Él nos dará la sabiduría, y el conocimiento que necesitamos.
Necesitamos dejar de dudar ya que Dios está haciendo la obra. Después que tomamos la decisión de permanecer firmes en fe, nuestras oraciones deben cambiar. Lo que debemos evitar, siempre es declarar cosas como: “¿Dios, estás escuchándome? Por favor, contesta mis oraciones. ¿Dios, por qué no veo que las cosas cambien?”. Ese tipo de oraciones no son eficaces, pues manifiestan señales de duda y temor.
Una vez que oramos con fe, no debemos continuar pidiéndole a Dios que actué a nuestro favor. En lugar de eso, debemos agradecerle porque ya está haciendo la obra. Podemos pedirle que continúe dándonos sabiduría, guianza y dirección; a medida que aceptemos el hecho de que Él se está trabajando a nuestro favor. Un ejemplo de esto, podría ser la siguiente oración: “Padre, yo sé que estás trabajando en esta situación, y te alabo por la victoria. Señor, si hay algo que quieres que yo haga o entienda con más claridad acerca de esta situación, me someto a Tú dirección”.
Podemos confiar en la buena disposición de Dios y en Su capacidad para contestar todas nuestras oraciones que están basadas en Su voluntad. En 1 Juan 5:14-15, dice «Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho».
A continuación te presento 5 pasos para edificar una postura de fe en la Biblia, en Hebreos 4:12-16:
- Presenta las promesas: Acude a la Palabra de Dios, y encuentra escrituras que se apeguen a tu situación (Romanos 10:17), luego, pídele al Espíritu Santo que te muestre las promesas que Él quiere que pongas en práctica (Romanos 8:1-16).
- Ora, y alaba a Dios: Humíllate ante el Señor (Santiago 4:10), presenta las promesas ante Él (1 Juan 5:15), y luego escucha Su sabiduría y las instrucciones del Espíritu Santo (Juan 16:13).
- Haz tu petición: Escribe tus peticiones como tu declaración de fe basada en la Palabra (Filipenses 4:6), luego preséntalas ante Jesús (Hebreos 3:1).
- Prepárate para recibir: Permite que la fe y la paciencia obren juntas en tu vida (Santiago 1:3-4).
- Alaba a Dios por tu victoria: Haz que cada petición vaya acompañada de gratitud al Señor por Su fidelidad en cumplir Sus promesas (Filipenses 4:6; 2 Corintios 1:20).