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Pregunta del día

diciembre 30

¿Existe algo malo con la clonación humana?

Muchas personas se han hecho esta pregunta, después de ver el éxito que tuvo la clonación del primer embrión humano. La interrogante acerca de la clonación humana, se contesta cuando comprendemos en realidad la dignidad humana.

El embrión que fue creado a través de la clonación humana, es un ser humano a quien se le daría el derecho a la vida, a la voluntad propia, a tener un propósito y un destino. La dignidad humana se pone en riesgo, ya sea que el propósito de la clonación sea para crear un organismo humano con el fin de destruirlo para realizar investigaciones médicas; o para crear una nueva forma de reproducción humana.

No te dejes engañar, pues quieren hacerte pensar que el ser humano está tomando el lugar de Dios como Creador. Al ser humano le impresiona tener la capacidad de manipular códigos genéticos; sin embargo, esto no tiene nada que ver con crear vida del polvo (Génesis 2:7). En Jeremías 1:4-5, dice: «…Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta».

Dios nos ha dado la capacidad de reproducirnos a través de nuestra propia especie (Génesis 1:28). Él nos creó a Su imagen como seres compuestos de tres partes: el espíritu, el alma, y el cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23, Hebreos 4:12). El espíritu es el ser interior de una persona, es la parte que le da vida. El alma es la que toma sus decisiones, piensa, y tiene la facultad de sentir. El cuerpo es el hogar físico en el que vive la persona. Un ser humano necesita las tres partes para funcionar de manera adecuada en esta Tierra.

Dios no creó al ser humano para que sea usado en experimentos científicos. Fuimos creados a la imagen de Dios para tener comunión con Él, y para hacer Su voluntad en la Tierra. Dios no quiere que ninguno de Sus hijos sea usado como experimentos. Él no desea que forjemos el futuro de un niño, por medio de la determinación de su composición genética. Dios creó al ser humano con la capacidad de tomar decisiones. Y lo hizo porque quería tener una verdadera relación de amor con él. Dios puede controlarnos, sin embargo, Él se rehúsa a apoderarse de nuestra libertad (Deuteronomio 30:19).