Jamás será un error creer por algo que Dios ya nos prometió. Y Sus promesas respecto a los hijos, están escritas de manera clara en Su Palabra. Por ejemplo, en Salmos 127:3, leemos: “Los hijos son herencia del Señor, y el fruto de la matriz es su recompensa”.
En el Salmo 113:9, dice: “Él hace de la mujer estéril alguien que protege el hogar, y una madre alegre de hijos”. Y en Éxodo 23:26, Dios hace la siguiente promesa: “ni que mueran siendo jóvenes. Todas las mujeres de Israel podrán tener hijos, y todos sus hijos nacerán bien” (TLA).
La Palabra de Dios nos revela Su voluntad, y si haces parte de tu vida estas escrituras; podrás orar confiadamente por tu propio hijo. Pues creemos lo que 1 Juan 5:14-15, dice: «…si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho».