Lo primero, y lo más importante que debes entender es que la voluntad de Dios es sanarte. Si tienes una fe fuerte, y crees en la Palabra sin dudar (sin importar el tipo de circunstancias o síntomas que vengan en contra de ti), entonces recibirás tu sanidad por medio de la fe, sin ninguna otra ayuda. Sin embargo, para alcanzar ese tipo de fe, debes hacer algo más que sólo escuchar unos cuantos sermones que hablan acerca de la sanidad. Debes tener una revelación personal más profunda del poder sanador de Dios. En cambio para el cristiano que aún no ha desarrollado ese tipo de fe, su mejor amigo será el médico.
Si aún no estás seguro de buscar atención médica profesional, sigue las instrucciones del apóstol Pablo (Colosenses 3:15), y permite que la paz te gobierne. Si en dado caso el temor se presenta en tu vida al momento de que decidas obtener la fe para tu sanidad sin la ayuda de un médico, entonces mi recomendación es que visites un médico. Por otro lado, si tienes la plena confianza de que la sanidad te pertenece en lo absoluto por medio de la fe, deja que ella haga la obra y recibe de forma directa tu sanidad. De cualquier forma, no permitas que Satanás te ponga bajo condenación. Pues él no tiene nada que ver con este tema.