«Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él»
(Salmos 34:8).
Una vez que usted empieza a ver en la PALABRA que en realidad Dios lo ama… una vez que su corazón comienza a comprender cuán bueno es Él, lo que debe hacer para recibir LA BENDICIÓN es simple: crea en Su amor.
Créale, en vez de quejarse y de preocuparse por las circunstancias que lo amenazan. Créale, en lugar de intentar averiguar cómo lo librará. Crea en Él, en vez de estar luchando en contra de quienes le causan problemas. Crea en Él, con toda confianza que de alguna forma Él llevará la BENDICIÓN a su vida.
Creer en Dios como un niño, es la fuerza más poderosa en la Tierra. Ni el diablo ni las personas podrán impedirán que la fe obre. Absolutamente no se puede negar.
Hace alguno años, Oral Roberts narró la historia de un niño de 11 años que asistió a una de sus pláticas con ese tipo de fe. Oral Roberts ni siquiera lo había visto hasta que la reunión terminó. Para entonces, ya había puesto sus manos sobre muchas personas que no tenía casi nada de fuerza. Mientras Oral se encaminaba para salir del edificio, el niño, quien se encontraba sentado con sus muletas a su lado, atrajo su atención. “¿Qué estás haciendo aquí hijo? Le preguntó el hermano Roberts.
El niño contestó: “estoy aquí porque hoy seré sano”.
Con tristeza, Oral Roberts comenzó a pedirle disculpas y le dijo: “Desearía poder ayudarte, pero no tengo las fuerzas para orar por otra persona más”.
El niño le respondió: “Yo no sé nada de eso, todo lo que sé es que hoy seré sano”.
Oral Roberts sabía por experiencia que esa simple creencia en Dios podía sanarlo. Entonces, cansado y sudoroso, puso su mano sobre el niño y oró mientras el niño creía y recibía su sanidad. Lo último que supe, fue que ese niño creció y continua sano e íntegro.
Sólo piense en las maravillosas obras que Dios puede hacer por nosotros ¡si le creemos de esa forma! Imagínese los milagros que ocurrirían si nos deshacemos de esos complejos y preguntas que debilitan nuestra fe, y simplemente esperamos que Dios lo haga como prometió que lo haría. Ni el mismo diablo podría impedir que recibamos los beneficios del amor de Dios. Cuando nos amenace con calamidades o quiera hacernos creer que en esa ocasión Dios quizá no está disponible, respondámosle como lo hizo el niño.
Declaremos: “Yo no sé nada al respecto. Todo lo que sé es que mi Padre me ama, y hoy seré BENDECIDO”.