«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe…»
(1 Pedro 5:6-9)
En una ocasión, escuché la historia de un león que deambulaba por la selva rugiendo y alardeando de su poder. Cada vez que se encontraba a un animal, rugía y le preguntaba: «¿Quién es el rey de las bestias?». Uno tras otro, se doblegaban ante él con temor —la cebra, el antílope, el mono y el flamenco—, expresándole lo que quería escuchar: «¡Eres tú león! Tú eres el rey de las bestias».
Antes de que acabara el día, el león se encontró con un elefante. Y le expresó rugiendo: «¡Dime elefante! ¿Quién es el rey de las bestias?». Sin decir palabras, el elefante se acercó y enrolló su trompa en el cuello del león, lo levantó y lo balanceó un par de veces en el aíre y lo lanzó a un lodazal; clavándolo de cabeza como un dardo.
Aquel viejo león luchó para liberarse del lodo, sacudió su cabeza, vio al elefante y le expresó: «No tienes que ser tan rudo, ¡sólo porque no sabes la respuesta correcta!».
Recuerde esa historia la próxima vez que el diablo venga a rugirle. Recuérdele que no es el rey de su vida. El SEÑOR Jesucristo es su Rey. ¡Y Él es el Rey de reyes! Jesús ya hizo todo lo necesario para derrotar y humillar al enemigo. En la Biblia se nos enseña que Dios: «Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal» (Colosenses 2:15, NVI). Jesús destruyó por medio de la muerte, a quien tenía el imperio de la muerte; es decir, el diablo (Hebreos 2:14).
Cuando usted acepto a Jesús como el SEÑOR de su vida, Él se convirtió en su Hermano de pacto. Jesús le ha dado Su poder y Su autoridad. En resumen, ya le dijo: No te preocupes por esa situación hermanito. Echa tu preocupación sobre Mí, Yo te amo y cuidaré de ti. Por tanto, cuando Satanás quiera venir en tu contra; resístelo y Yo te defenderé. El diablo huirá de ti, así como huye de Mí, pues estamos juntos en esto. Y debido a que ya lo derroté, ¡está bajo la planta de tus pies!
Cuando usted comprenda el pacto de amor que posee en Jesús, no huirá aterrorizado ante el enemigo. Tomará la PALABRA de Dios, y en el nombre de Jesús, lo enrollará alrededor de su cuello y lo quitará de su camino. Y cuando le pregunte quién es el rey, hágalo huir; pues usted es un hijo de pacto que conoce la respuesta correcta.