«Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el
camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero
estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos
los que la encuentran»
(Mateo 7:13-14, NVI).
Al parecer, algunos creyentes piensan que vivir en amor es opcional. Actúan como si tuvieran el derecho de ofenderse si lo desean… o de comportarse rudos y poco amables cuando no están de buen humor. Actúan de esa manera sin siquiera percatarse de que al hacerlo, están pecando.
Usted podría preguntar: “¿Pecando? Ésa es una palabra bastante fuerte”.
Lo sé, sin embargo, es la palabra correcta. Y si vamos a vivir conforme a LA BENDICIÓN y en la vida abundante de Dios, será mejor que dejemos de actuar de esa manera, y llamarlo como se debe.
El amor es un mandamiento de Dios para nosotros. No es una sugerencia ni una alternativa; es una orden. Cuando no vivimos en amor, desobedecemos esa orden. En otras palabras, estamos en pecado.
No tenemos que matar a alguien o adulterar para estar en desobediencia ante Dios. Tampoco tenemos que insultar o evadir nuestros impuestos. Lo que el diablo tiene que hacer para que caigamos en pecado, es convencernos de vivir en egoísmo, ponernos a nosotros mismos en primer lugar e ignorar a los demás. Para llevarnos al camino de la destrucción, sólo debe convencernos de que no vivamos en amor.
Obedecer la ley del amor es difícil, en especial cuando lo hace con sus propias fuerzas. De hecho, será imposible. Sin embargo, no debe hacerlo en sus propias fuerzas. Usted es una persona nacida de nuevo, tiene un Salvador que derramó Su sangre; a fin de que pudiera tener la vida y el amor de Dios en su interior. Dios mismo lo ha investido de poder para amar de la misma manera que Él ama.
Quizás haya sido una persona egoísta antes de conocer al SEÑOR, no obstante, Él lo libró de ese egoísmo cuando usted nació de nuevo. Quizá haya sido criticón e implacable toda su vida, pero cuando recibió a Jesús como su SEÑOR; Él lo hizo una nueva criatura. Todas las cosas viejas pasaron, y éstas ya no tienen poder para gobernarlo.
Dios le ha delegado un gran llamado. Le ha entregado una gran vida para disfrutar y una ley que guardar. Pero también le dio la habilidad de expresarla de adentro hacia afuera. Lo invistió de la naturaleza del amor, y le dio al Espíritu Santo para enseñarle a vivir conforme a esa naturaleza.
Sabemos que la senda del amor es estrecha. Entonces, para permanecer en ella, no permita que las presiones del mundo lo lleven de un lado a otro. Deje que la PALABRA de Dios y el Espíritu Santo dirijan sus pasos. Esto demandará cierto esfuerzo espiritual, pero usted puede lograrlo. Recuerde, usted ha nacido del amor, y ésa es la única forma en que debe vivir.