«Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…»
(Hechos 1:8)
Si en su búsqueda de recibir el bautismo del Espíritu Santo, pareciera que topa contra la pared; entonces espere, ¡la ayuda viene en camino! La promesa de recibir el Espíritu Santo mediante la evidencia de hablar en lenguas es para todo el Cuerpo de Cristo —¡es para usted!—.
Dios desea que usted sea bautizado. Él sabe que el Espíritu Santo le dará poder en su andar espiritual, y que le ayudará a obtener las respuestas que necesita en su diario vivir. El enemigo querrá robarle este don. Algunos creyentes bien intencionados tratarán de imponérselo o le explicarán todo tipo de “tácticas” y “ejercicios” para recibirlo. Sin embargo, su Padre Celestial simplemente quiere bautizarlo, Él anhela derramar Su Espíritu sobre su ser y fluir en usted con Su poder y Su vida.
Después de que aceptó a Jesús como su Señor, Su voluntad es que usted experimente la plenitud del Espíritu Santo; en Efesios 5:18 leemos: «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu». El ministerio del Espíritu Santo no sólo es impartir la naturaleza de Dios al espíritu del ser humano a través de la salvación, sino también habitar en el interior de la persona. Su trabajo es revelar con exactitud el conocimiento de Dios que proviene del corazón del Padre. Un creyente no puede entender sólo con su propio espíritu, la profunda sabiduría de Dios. Por esa razón, Jesús expresó en Juan 14:26 que el Padre enviaría al Consolador para que nos enseñara todas las cosas.
Cuando usted recibe al Espíritu Santo, obtiene la habilidad de Dios. La palabra poder en Hechos 1:8 se traduce como dunamis, la cual significa: habilidad y poder. Mediante la poderosa fuerza del Espíritu Santo que mora en nosotros, somos transformados en testigos eficaces.
Si usted aún no ha recibido el bautismo del Espíritu Santo, realice la siguiente oración, y desate su fe. ¡Dios es fiel! Sólo pida con fe.
Padre celestial, soy un creyente. Soy Tu hijo y Tú eres mi Padre, Jesús es mi Señor. Creo con todo mi corazón que Tu Palabra es verdad, y en ésta se afirma que si pido, recibiré al Espíritu Santo. Así que en el nombre de Cristo Jesús, mi Señor, te pido que me llenes hasta rebosar con Tu precioso Espíritu Santo. De acuerdo con Tu Palabra creo que lo recibo, te agradezco por Él. Sé que Él está en mi interior y por fe lo acepto. Santo Espíritu levántate en mi ser mientras alabo a Dios. Estoy a la expectativa de poder hablar en otras lenguas mientras me das las palabras. Amén.
Ahora comience a alabar y adorar a Dios, permita que el Espíritu sea levantado en usted mientras habla en otras lenguas. ¡Sólo recíbalo y sumérjase en el poder!