“No permitan que nadie los engañe, y les mienta con excusas vanas y argumentos sin fundamento [por los pecados], porque a través de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de rebelión y desobediencia. Por tanto, no se junten o compartan con ellos. Porque una vez fueron tinieblas, pero ahora son luz en el SEÑOR; vivan como hijos de luz [para que guíen a los que han nacido en la luz].
Para que el fruto [el efecto o el resultado] de la Luz o el Espíritu [consistente] en todas las formas de amable bondad, rectitud de corazón y en la verdad de la vida”
(Efesios 5:6-9, AMP).
Si desea estar en la autopista espiritual y crecer con más rapidez en su vida de amor, existe una cosa importante que debe realizar: deje de inventar excusas. Cuando vea que se ha equivocado y se ha apartado del amor, no pierda su tiempo explicando o razonando su comportamiento. No se haga el desentendido ni diga lo que un comediante declaró hace algunos años: “El diablo me obligó a hacerlo”.
El enemigo no pude obligarlo a realizar nada. Usted es un hijo de Dios. Ni el diablo, ni el pecado que él le ofrece pueden ejercer dominio sobre su vida (Romanos 6:14). Por tanto, no intente echarle la culpa.
Tampoco señale a la persona que lo ofendió, pues no es su culpa. No importa lo que alguien diga o haga, el Espíritu de Dios, que habita en usted; le proveerá todo el poder que necesita para responder en amor. Él le permitirá llevar el fruto de bondad, mansedumbre y amor a toda situación.
Sin embargo, Él no controlará su carne por usted. Dios lo fortalecerá y lo ayudará, no obstante, usted es el único que debe activar esa fuerza y ese poder. Es su trabajo tomar autoridad sobre su mente y sobre su boca, y alinearlos con la ley del amor.
En una reunión, algunos años atrás, el Espíritu Santo manifestó esto por medio de una palabra de profecía: Si tú no controlas tu carne, Yo tampoco lo haré. Vea más allá de esa revelación, y descubrirá que si nosotros o Dios no tenemos el control de nuestra carne, alguien más lo tendrá. Y ese alguien es el diablo. Y si permitimos que Satanás controle nuestra carne, al final controlará nuestra vida. El enemigo no sólo robará nuestra vida de amor y nos impedirá llevar el fruto del espíritu; sino también nos robará LA BENDICIÓN de Dios.
No se lo permita. Levántese y sea responsable de usted mismo. Deje de inventar excusas. Cuando se equivoque y se aparte del camino del amor, admítalo de inmediato y haga lo necesario para regresar a la senda. Tome el control de su carne, y viva como un hijo de Luz todos los días.