«Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.»
(Marcos 4:20)

Hace algunos años, justo al terminar la grabación de un nuevo disco, el SEÑOR me indicó que les ofreciera esa grabación totalmente gratis a todos mis colaboradores. Y añadió: incluso págales el envío, y no les pidas ni un centavo. Quiero usar esta música para BENDECIRLOS de una manera muy especial.

Sabía que llevar a cabo lo que Dios me estaba indicando saldría muy costoso, pero amo al SEÑOR y a mis colaboradores; por tanto, compré suficientes copias para enviarles una a todos los que aparecieran en nuestra lista de contactos. Luego, escribí una carta en la cual incluí un formulario de solicitud, que debían llenar y reenviarme si deseaban recibir el disco, y por supuesto que se los enviaría gratis.

Para mi asombro, ¡sólo una pequeña cantidad respondió! Por consiguiente, acudí de nuevo al SEÑOR para discutir al respecto. Y le dije: «¿Qué pasó?».

Y Su respuesta fue: Te sucedió lo mismo que me pasa a Mí todo el tiempo. He provisto LA BENDICIÓN para Mi pueblo, y siempre la ofrezco como un regalo. Sin embargo, la mayoría no responde. Estoy dispuesto a entregársela, pero ellos no quieren recibirla.

Entonces pensé: ¡Es cierto! Pues la mayoría de personas no reciben LA BENDICIÓN del Dios de amor; por las mismas cuatros razones por las que mis colaboradores no recibieron el disco que les ofrecí.

Número uno, porque no la quieren. Entiendo que sean así con mi música… pero me deja atónito el hecho de que tomen esa actitud con LA BENDICIÓN de Dios. Pero lo hacen. Incluso he escuchado a algunas personas decir: “No necesito orar en lenguas, no le veo ningún beneficio. No necesito prosperidad financiera”. Sólo dése cuenta que Dios nos ama lo suficiente como para darnos muchas bendiciones, pero nosotros no las apreciamos lo suficiente como para recibirlas.

Número dos, las personas no disfrutan de LA BENDICIÓN de Dios, pues desconocen que está disponible para ellos. Al igual que algunos de mis colaboradores que no leyeron la carta, y no se percataron de que tenía un regalo para ellos. Algunos hijos de Dios no invierten tiempo suficiente para leer la Palabra, y descubrir todo lo que Dios les ha provisto. Por esa razón, aunque las bendiciones de Dios para la gente ya hayan sido pagadas con la sangre de Jesús, ellos continúan sin usarlas; pues las tienen colocadas en un hermoso estante.

Número tres, hubo personas que leyeron la carta, pero no la creyeron. Dudaron de mi disposición y de mi compromiso de cumplir lo que les había prometido.

Y número cuatro, hubo personas que sí leyeron la carta, la creyeron; sin embargo, no actuaron conforme a ésta. Se distrajeron con otras cosas y se perdieron de la BENDICIÓN.

Cuando se trata de recibir LA BENDICIÓN de Dios, no permita que ninguna de esas cuatro razones lo detenga. No deje LA BENDICIÓN sobre en un estante. Descubra lo que Dios ha provisto para usted, créalo y recíbalo.

¡Disfrute de todas las buenas dádivas que Dios ha reservado amorosamente para usted!