«Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos.»
(Salmos 103:17)
El pacto de amor de Dios es tan fuerte y posee un largo alcance que no sólo lo cubre a usted, sino se extiende a sus hijos y a sus nietos. Claro, un día ellos aceptarán a Jesús como su SEÑOR y entrarán a ese pacto por sí mismos, pero hasta ese entonces, Dios cuidará de ellos por amor a usted. Él los protegerá y los BENDECIRÁ, sólo por el hecho de ser simiente suya.
No lo sé sólo porque está escrito en la Biblia, sino porque he visto que se ha cumplido en mi familia. Lo descubrí al observar a algunos de mis familiares. Ni siquiera el más rebelde puede alejarse de los ángeles de Dios cuando sus padres permanecen en su pacto con Él.
El mejor ejemplo es mi primo, Larry. Su madre y la mía fueron compañeras de oración durante años y oraban para que nosotros llegáramos al reino de Dios. Por años, ambos intentamos irnos al infierno, pero mi madre y mi tía, Barbara, simplemente no lo permitieron. Ellas conocían el amor de Dios y la PALABRA, por tanto, permanecieron de rodillas, y se aferraron a su fe hasta que nos rendimos y fuimos salvos.
En especial, el caso de Larry fue muy interesante; pues mientras él se drogaba y cometía toda clase locuras, el Espíritu de Dios rodeaba su vida, y era tan fuerte que asustaba a sus amigos. Finalmente le dijeron: “No nos drogaremos más contigo. Cada vez que ingieres drogas, ¡comienzas a predicar!”. (En realidad yo era igual. Gané a muchas personas para el SEÑOR antes de nacer de nuevo).
Los expertos le dijeron a mi tía que aún cuando Larry dejara de drogarse, su mente quedaría en estado vegetal debido al daño que ya había recibido su cerebro. Sin embargo, los médicos no conocían el amor de Dios. Desconocían que Él cuidaba a ese joven por amor a la tía Barbara, y tampoco sabían que el pacto de mi tía cubría a su hijo.
Pero gracias a Dios, ella sí lo sabía. Por consiguiente, siguió llamándolo BENDITO. El diablo intentó maldecirlo, no obstante, al igual que el profeta pagano, Balaam descubrió que nadie puede maldecir a aquellos que Dios ha BENDECIDO (Números 23:8). El SEÑOR cuidó de Larry hasta que él fue salvo y fue bautizado con el Espíritu Santo. Él restauró su mente por completo al punto que Larry pudo regresar a la universidad y graduarse de una licenciatura en terapia física, además obtuvo un título en medicina que es de los más difíciles de obtener.
Al final, comenzó a predicar y a pastorear una iglesia. También es bueno haciendo eso. Siempre me gusta decirle: Larry, si tu mente se encuentra en estado vegetal, ¡eres la zanahoria más predicadora que he visto! Ahora, ambos podemos reírnos al respecto, sin embargo, sabemos que somos la demostración viva de cuán lejos puede llegar el amor de Dios. Somos la prueba viviente de que Su pacto se extiende hacia los hijos de sus hijos.