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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

La disciplina del amor

Kenneth Copeland
«Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.»
(Hebreos 12:6-11)

Muchas personas cometen el error de pensar que alguien que los ama siempre los hará sentir bien. Confunden el amor con emociones cálidas y palabras lisonjeras.

He escuchado a madres caer en ese error al expresar cosas como: “Amo demasiado a mi hijo como para disciplinarlo. Me duele verlo llorar, y por esa razón no lo hago”.

La madre que habla de esa manera no ama en realidad a su hijo, se ama a sí misma. Si en realidad lo amara, haría a un lado su incomodidad emocional, con el fin de hacer lo que es mejor para su hijo. Sufriría al verlo llorar e incluso estaría dispuesta a que su hijo se disguste por un tiempo con ella. Estaría más preocupada por la formación y el éxito a largo plazo de la vida de su hijo que en su necesidad de ser amada y aprobada.

Lo mismo ocurre entre amigos. Los verdaderos amigos, que en realidad lo aman, estarán dispuestos a decirle la verdad y las cosas que le ayudaran a corregir su vida. Serán sinceros con usted; aún si eso le molesta, pues están más interesados en su crecimiento espiritual y en su bienestar que en la necesidad que ellos tienen de su amistad.

Por esa razón, no debemos sorprendernos cuando Dios; a través de Su PALABRA escrita, de Sus siervos o de la voz del Espíritu Santo en nuestros corazones nos diga cosas que al principio nos incomoden. No deberíamos impactarnos cuando el Señor nos corrija o reprenda. Él no es un Dios egoísta, al contrario, nos ama de verdad. Dios es un buen Padre y un buen amigo. Por consiguiente, si sabe que es por nuestro bien, está dispuesto a hablarnos de una manera que cause incomodidad emocional o que agite nuestra alma.

Recuerde esto, la próxima vez que el SEÑOR lo castigue y sienta la aguda emoción de vergüenza que acompaña a la corrección. En lugar de reprender al diablo, y creer que su amado Padre nunca le diría algo tan desagradable; tome en cuenta esa corrección. Permita que el Espíritu Santo le muestre de qué manera lo ayuda esa corrección. ¡Y déle gracias a Dios, por amarlo lo suficiente como para decirle la verdad!

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.