«Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto
en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo
poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad»
(Colosenses 1:10-11).
En muchas ocasiones, cuando empezamos a vivir en amor; iniciamos con intensiones muy buenas. Entonces aparece alguien que nos provoca tanto o nos ofende más allá de lo que soportamos, y expresamos: “¡Ya fue suficiente! No tengo la paciencia para soportar esto. Le diré lo que estoy pensando”.
Sin embargo, podemos prevenir ese problema: Ejercitar la fuerza de la paciencia. Podemos practicar la paciencia en los pequeños detalles de la vida, a fin de que cuando los grandes retos lleguen, tengamos la fuerza espiritual necesaria para obtener la victoria.
Al igual que cualquier otro aspecto del amor, la paciencia crece con la práctica. Mientras más la ejercitamos, más se fortalece. La paciencia es importante, pues nos da el poder para mantenernos en amor; incluso bajo presión, persecución, angustias y problemas. Ésta le brinda el poder para permanecer firme, soportando todos los maltratos sin caer en la ira y sin albergar pensamientos de venganza.
Lamentablemente, la mayoría de nosotros perdemos la paciencia, pues no aprovechamos las oportunidades para desarrollarla cada día. Yo caí en ese error. Hace poco, cuando me encontré en una situación, muy común para nosotros. Entré apresurada a un supermercado, con el fin de comprar un par de cosas que necesitaba. Kenneth se quedó afuera esperándome, ya que sólo tenía planeado estar ahí unos minutos.
Tomé lo que quería, me dirigí hacia la caja que tenía dos personas en la fila, pues parecía ser la mejor opción. Sin embargo, algo malo pasó y me quedé esperando…y esperando…y esperando. Mientras más tiempo pasaba, más irritada me sentía. Y comencé a pensar de forma irónica. Al observar un letrero cerca de mí que decía: “CAJAS RÁPIDAS”, moví mi cabeza y murmuré en silencio: «Mejor deberían tener un letrero en esta fila donde diga: “SERVICIO LENTO”».
La peor parte de la historia es que días atrás, había escuchado un mensaje acerca de cómo ejercitar la paciencia. Había escuchado que el predicador dijo lo mismo que le estoy diciendo a usted: «Ejercite la paciencia, y ésta crecerá». Hasta que salí del supermercado me percaté que me había perdido la oportunidad de ejercitar la paciencia.
No cometa el mismo error. Aproveche cada oportunidad para desarrollar la fuerza de la paciencia. Úsela para vencer las cosas insignificantes de la vida, aunque parezcan no importar. Y como resultado, cuando enfrente una batalla importante en su vida de amor, tendrá la fuerza para ganar la batalla.