«…vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.»
(1 Juan 2:12)
En realidad, ¿cuál es el fundamento del perdón que Dios nos ha concedido? En 1 Juan 2:12, se nos explica la respuesta: «…por su nombre». En otras palabras, Dios ha colocado Su nombre en un acuerdo. Él nos ha jurado que a causa de que Jesús derramó Su sangre y pagó el precio por el pecado, toda la humanidad es perdonada ante Él. Dios firmó con Su nombre un documento, el cual declara que Él ha reconciliado a todo el mundo para Sí mismo por medio de Jesús el Ungido; y que Él ya no toma en cuenta el pecado para usarlo en contra del ser humano
(2 Corintios 5:18-19).
¿Por qué Dios escribió Su nombre en ese documento? Por la sangre de Jesús. El Señor perdona nuestro pecado porque Él honra la sangre de Cristo. Él declaró: Yo aceptaré a todo hombre, mujer y niño de cualquier parte del mundo, sin importar la clase de pecado que hayan cometido. Lo juro por la sangre y lo haré por causa de Mi nombre.
Al considerar nuestro pecado, sería justo de parte de Dios decirnos: “¡Quítense de Mi vista! ¿Qué están haciendo aquí? ¿Acaso intentan ser parte de Mi familia? Examínense a ustedes mismos, son tan crueles y desagradables. ¿Quiénes se creen ustedes para querer entrar a Mi cielo?”.
Pero ¡alabado sea Dios! Él no toma en cuenta nuestro pecado, sino la sangre de Jesús. Aplica justicia basado en Su juramento de perdón ratificado en Su sangre. Y a causa de que Él honra esa sangre, Él nos justifica al borrar todo nuestro pecado. En la Biblia leemos que ¡Él no recuerda más nuestros pecados!
Por ejemplo, cuando yo peco, no puedo presentarme ante el trono de gracia, pidiéndole a Dios que me perdone basándome en los años que he estado en el ministerio. Yo no haría un truco tan tonto como ése. Simplemente entraría y clamaría por la sangre de Jesús; porque sé que Dios honra la sangre.
Allí es donde mi fe descansa. Por tanto, no debo preguntarme qué hará Dios, ni tampoco si Él me perdonará. Sé que así será porque lo juró por la sangre de Su propio Hijo.