«Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.»
(2 Crónicas 5:13-14)
¡Qué maravillosa reunión se nos describe en ese versículo! Es el tipo de reunión que todos deseamos en la actualidad. La presencia del SEÑOR era tan poderosa que todos los músicos y los cantores ministraban como uno solo. La gloria de Dios era tan densa que los sacerdotes no podían ponerse en pie para ministrar. ¡No dejaban de caer al suelo!
Justo en medio de esa atmósfera, donde el Espíritu de Dios reposaba sobre todos, las personas declaraban e impartían la PALABRA del SEÑOR. Predicaban un mensaje que venía directo del corazón de Dios.
Decían: «…Ciertamente él es bueno porque su misericordia es para siempre…». Si investiga más a fondo la palabra hebrea misericordia la cual aparece en ese pasaje, descubrirá que significa: “Amor y compasión”. Por tanto, lo que esas personas decían en realidad era: “Porque Él es bueno, y nos ama por siempre”.
Es posible que para usted esa no sea una noticia estupenda, pero para Dios sí. Una y otra vez en el Antiguo Testamento, cuando Él se manifestaba a Sí mismo con ese asombroso poder y gloria, ése era el mensaje que daba: “Ciertamente Él es bueno y su amor es eterno”.
En la actualidad, ése continúa siendo Su mensaje para nosotros. El problema radica en que a menudo, estamos tan ocupados buscando algo nuevo; es decir, una nueva revelación la cual nunca antes habíamos escuchado. En especial si fuimos salvos hace muchos años, y pensamos que ya somos algo sabios; entonces buscamos a alguien que nos predique algo que jamás se nos había predicado. Y decimos: “Dame algo profundo, enséñame una verdad que yo no sepa”.
Mientras tanto, el SEÑOR expresa: ¡ESTÁ BIEN! Te diré algo que no sabes. Te amo con amor eterno. Y como es de esperarse, pensamos que ya lo sabemos. Ésa es una revelación básica. Pero si en realidad la creyéramos, disfrutaríamos de un estilo de viva más alto del que ahora gozamos. El temor se desvanecería por completo de nuestra vida. Disfrutaríamos de una relación, y de una comunión perfecta con Dios las 24 horas del día. Nuestra fe crecería hasta el cielo en todas las áreas de nuestra vida.
El hecho que aún no estemos disfrutando de ese tipo de vida, me demuestra que todavía hay mucho que necesitamos aprender del amor de Dios. Necesitamos invertir más tiempo con Él, y con éste mensaje que siempre ha hecho descender la gloria: “El Señor es bueno y su amor es eterno”.