«Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.»
(Lucas 6:47-49)
¡Yo amo las verdades de la PALABRA de Dios! Y atesoro el conocimiento adquirido por revelación. Sin embargo, sólo conocer lo que se nos enseña en la Biblia acerca del amor —o cualquier otra área de la vida que sea importante— no es suficiente. Podemos sabernos cada escritura referente al amor y estar confiados de que el amor de Dios habita en nosotros. Podemos ser conscientes que, como creyentes, nuestro gran mandamiento es vivir en amor. Es posible que sepamos todas estas cosas y sigamos siendo lo peor que existe. Eso es verdad. Con todo ese conocimiento, podemos terminar viviendo como prisioneros de nuestra carne egoísta.
Quizá usted pregunte: “¿Cómo puede pasar eso? ¿Acaso no dijo Jesús que la verdad nos haría libres?”.
Sí, pero en un versículo antes Él condicionó esa declaración: “Si habitan en Mi PALABRA [toman Mis enseñanzas y viven conforme a ellas], en verdad son Mis discípulos. Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Juan 8:31-32, AMP).
No es sólo el conocimiento de la PALABRA lo que lo hace libre. Sino también actuar en base a lo que sabe, y mantener la PALABRA viva en usted constantemente, lo hará libre. Mientras más escuche de la PALABRA y actúe conforme a ella, más inamovible se volverá. Será como el hombre que edificó su casa sobre la roca. Luego, cuando las tormentas de la vida vengan, permanecerá fuerte y sólido sobre la PALABRA, y será BENDECIDO.
Sin embargo, si falla en actuar conforme a lo que escucha, comenzará a pensar que es fuerte y sólido porque tiene la cabeza llena de conocimiento, pero, en realidad, se encontrará sobre suelo inestable. Entonces, cuando las presiones de la vida lo azoten o el diablo lo golpee, la torre de conocimiento que edificó caerá.
Por consiguiente, a medida que continúe estudiando y meditando en la PALABRA de amor, asegúrese de actuar en base a lo que aprendió. Analícese a sí mismo de forma frecuente para ver qué está haciendo diferente como resultado de su estudio en el amor, y pregúntese: “¿Qué hábitos y tendencias de desamor estoy superando de forma efectiva en estos días? ¿Qué estoy haciendo ahora que antes no realizaba?”. No sólo sea un oidor… sino sea un hacedor. Edifique su casa sobre la Roca. Escuche y viva de acuerdo con la ley de amor.