«Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.»
(1 Corintios 14:2)
El amor de Dios para nosotros va mucho más allá de lo que podamos pedir o pensar, ese amor es, en gran parte, un misterio para nosotros. Es tan maravilloso que nuestra mente humana no lo puede comprender. En Efesios 3:19, leemos: “…el amor de Cristo… sobrepasa todo entendimiento” (AMP). Eso significa que necesitamos de la fuerza y el poder de Dios para comprender ese amor.
En 1 Corintios 2:9, se nos enseña lo mismo acerca de LA BENDICIÓN que Dios nos ha dado: «Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman».
Si tan sólo nos quedáramos con ese pensamiento, estaríamos en un gran problema y estaríamos condenados a vivir sin la revelación del amor y la provisión de Dios. Pero gracias a Dios en el versículo 10 seguimos leyendo: «Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios».
Si vamos más allá de nuestra mentalidad humana y nos introducimos en el ámbito espiritual, Dios expandirá nuestro entendimiento. Nos dará una revelación cada vez más profunda de cuánto Él nos ama. Y nos mostrará las cosas grandes y ocultas que no conocemos.
¿Cómo podemos introducirnos en ese ámbito espiritual?
Una de las mejores maneras que conozco para lograrlo, es orando en lenguas. Cuando oramos en lenguas, oramos esos misterios. Los sacamos de lo profundo de nuestro espíritu, y nos colocamos en una posición en la cual el Espíritu Santo puede darnos la interpretación; a fin de que podamos entenderla.
Tal vez usted diga: “Hermano Copeland, jamás lo conseguiré.”
Sí puede, porque en la Biblia se nos enseña de manera clara que al orar en lenguas, debe orar para recibir la interpretación (1 Corintios 14:13). Y con cualquier cosa que Dios le pida que realice, Él le dará la habilidad para hacerlo. ¡Entonces comience!
Y mientras esté orando en lenguas, estará incrementando sus fuerzas espirituales; a fin de que pueda hacer suyas las poderosas revelaciones que Dios quiere darle. Y estará poniendo en práctica lo que se nos enseña en Judas 20: «…edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo».
Dios no está tratando de mantener sus secretos ocultos de nosotros. Tampoco desea que la plenitud de Su BENDICIÓN permanezca como un misterio, sino lo que Él desea es que de continuo descubramos más acerca de este tema.
Déle al Señor la oportunidad de hacerlo. Invierta tiempo orando en lenguas y sumérjase en el espíritu, a fin de que Dios pueda revelarle los secretos de Su amor.