«…Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.»
(Génesis 4:4-8)
Algunas veces, tendrá que vencer a la envidia, admitiendo que alguien más está haciendo las cosas mejor que usted. Debe contener su orgullo y reconocer que su hermano está disfrutando de una mejor bendición, pues él ha sido más obediente y más sabio que usted. En esas ocasiones, quizá deba ser más humilde y pedirle ayuda, con tal de que la envidia no more en su corazón.
Si Caín hubiera actuado de esa manera, su vida habría tenido un final diferente. Sólo imagínese qué habría pasado si él hubiera ido con Abel, y le hubiera dicho: “Hermano, el SEÑOR no aceptó mi ofrenda. Él dice que el pecado yace a mi puerta. Y al parecer, tú llevas una vida más agradable ante el SEÑOR que yo. ¿Me ayudarías a poner mi vida en orden?”. Cielos, ¡cuánto dolor se habría evitado! No sólo para Caín, sino para toda su familia.
Hoy en día, necesitamos ese tipo de amor y humildad dentro la familia de Dios. Por ejemplo, si un pastor que ha trabajado en un iglesia pequeña por años, siente envidia en contra de otro pastor porqué ha construido una iglesia más grande en tan sólo uno o dos años. La envidia hará que tanto el pastor como toda la congregación entren en contienda con la otra iglesia. La envidia ha afectado a ciudades enteras.
Pero no tendría que ser de esa forma. El pastor de la iglesia más pequeña puede cambiar todo si es más humilde y dice: “SEÑOR, debo estar fallando en algo. Tal vez no estoy supliendo las necesidades de las personas de mi iglesia como debería. ¿Habrá algo que pueda aprender de este nuevo pastor que me ayude a ser un mejor pastor de Tus ovejas?”. Ese pastor puede gobernar el pecado de envidia que llegó a su puerta expresando: “Gracias a Dios, porque ¡mucha gente está asistiendo a la iglesia de ese hombre! Espero que gane a toda esta ciudad para Jesús. Después de todo, ¡ése es nuestro propósito!”.
Usted también puede hacer lo mismo en su lugar de trabajo, en la iglesia, en su familia; en dondequiera que empiece a sentir envidia a causa de las bendiciones de alguien más. Si están haciendo algo mejor que usted, obsérvelos y aprenda del éxito que están teniendo. En lugar de seguir el ejemplo de Caín y envidiar a su hermano, siga al amor y deje que su hermano sea una inspiración para usted.