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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Como nadie más

Kenneth Copeland
«Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que
han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo
les concedan gracia y paz»
(Romanos 1:7, NVI).

¿Alguna vez se ha desanimado por sus propios fracasos? ¿Ha tropezado con sus defectos y limitaciones tantas veces que está cansado de sí mismo? En esos momentos, necesita detenerse y pensar en lo mucho que Dios lo ama. Cierre sus ojos y declare: Soy un hijo amado de Dios.

Quizá su mente lo contradiga, interrumpa su meditación y le afirme: “¿Cómo puedes pensar eso, cosa fea? Siempre estás cometiendo errores que después Él tiene que limpiar. Siempre lo molestas para pedirle algo. ¿Por qué Dios amaría a un desastre como tú?”.

Le explicaré por qué lo ama: porque Él es su Padre. Dios posee en Su interior ese amor por usted que sólo un padre o una madre siente. Él cuenta con un incentivo en su interior que lo motiva a suplir sus necesidades. Dios ve en usted Su misma imagen, y se complace tanto en quien es usted que está dispuesto y anhela realizar lo que sea para ayudarlo a crecer.

Medite en el amor que sienten los padres naturales, a fin de que pueda comprender este concepto con facilidad. En la Biblia leemos que recibimos la semejanza de nuestra paternidad de Dios, y todos saben que un bebé recién nacido tiene algo que hace que sus padres lo amen. Quizá ni siquiera hayan deseado tener un bebé nueve meses atrás, pero cuando toman en sus brazos a ese pequeño ser; se enamoran de él. De pronto, todo el dolor, todo el dinero que les costará criarlo, todas las noches sin dormir que tendrán que enfrentar, parecerán nada comparados con el valor de ese hijo amado.

En los siguientes días, lo consolarán incontables veces cuando llore. Le cambiarán “miles” de pañales, lavarán “pilas” extra de ropa, porque el bebé ensuciará la ropa de todos. Sin embargo, todas estas inconveniencias desaparecerán cuando les extienda sus pequeñas brazos. El corazón de los padres se derretirá de amor, y dirán: “¿No es hermoso? ¿No es el bebé más precioso que hayas visto?”.

Ése es el amor que su Padre celestial siente por usted. Su corazón puede acercase a Dios, y expresarle: ¡Abba!, ¡Padre! Gracias a que Su corazón se acercó a usted primero, y le manifestó: ¡Amado hijo de Mi corazón! Te amaba tanto que envié a Jesús. Te amo tanto que nunca te desampararé. Y siempre estaré contigo, hasta el fin del mundo.

A veces, es difícil recibir esa clase de amor cuando ha fallado o se ha equivocado. Pero en esos momentos es cuando más lo necesita. Es allí cuando debe correr hacia el Único que lo ama como nadie más.

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.