«Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios. El Dios de
nuestra salvación. Selah»
(Salmos 68:19).
Algunas personas siempre posponen LA BENDICIÓN de Dios para otro día. En vez de creer que la recibirán ahora, declaran: “Uno de estos días Dios me prosperará. Uno de estos días Dios me sanará y uno de estos días BENDECIRÁ mi vida”.
Pero en la Biblia leemos algo diferente. Se nos enseña que Dios nos ama tanto, que ¡nos colma de beneficios cada día!
¿Qué clase de beneficios nos da? El beneficio de la salvación, el cual incluye el nuevo nacimiento, liberación del pecado, sanidad y prosperidad. En realidad la palabra salvación significa: “solidez o integridad en cada área de la vida”, “ser libres del peligro temporal o eterno”.
Muy a menudo las personas se emocionan cuando trabajan en una compañía en donde les proveen un buen plan de beneficios para los empleados. Se sienten emocionados cuando obtienen un buen plan de salud o de retiro. Pero no importa qué tan buenos sean esos planes, sólo proveen el servicio de vez en cuando, y todo el tiempo son limitados.
Las personas del mundo tienen que conformarse con esos planes, pero ¡usted no! Usted es un hijo de Dios y no tiene que vivir como el mundo. Usted tiene algo que ellos no tienen: posee un pacto en la sangre de Jesús con un Dios que lo ama y que desea ser bueno con usted. Él ha provisto para usted el mejor plan en la historia de la humanidad. Y usted puede aprovechar esos beneficios, no sólo de vez en cuando; sino cada día.
¡Sólo piense! No importa cuántos hijos de Dios tomen esos beneficios a la vez, éstos jamás se agotarán. Él siempre tiene suficiente para cuidar y suplir la necesidad de cada creyente.
Si no me cree, lea la historia de cómo Dios sacó a los israelitas de la esclavitud de Egipto. Ellos vivían como esclavos, siendo maltratados y con mucho trabajo. Eran pobres, y sin duda alguna, muchos de ellos estaban enfermos y lastimados.
Pero cuando aplicaron la sangre del cordero de la Pascua sobre sus casas, de forma instantánea llegaron a ser beneficiarios del gran plan de BENDICIÓN de Dios. En pocas horas, no sólo fueron libres; sino también sanos y prósperos. En la Biblia leemos que: «Los sacó con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo» (Salmos 105:37).
Esto no fue una pequeña hazaña. ¡Ellos eran más de un millón de personas! Pero Dios tenía suficiente para cuidarlos a todos. Tenía más que suficiente poder para colmar a cada uno de ellos con beneficios. Entonces, agite su fe y reclame todos los días lo que su amoroso Dios le ha proveído. Con seguridad, Él hará lo mismo por usted.