«…Sus [nuestros] corazones… estén unidos en amor…»
(Colosenses 2:2, AMPC)
Nuestros corazones están unidos en amor. Eso declara Dios acerca de los creyentes. La traducción de amor en este versículo es ágape. Ágape no significa: “Te amaré si…”; al contrario quiere decir: “Te amaré a pesar de…”. Ése es el amor incondicional de Dios, el cual trajo vida cuando se entabló una relación de pacto de sangre. Estamos unidos por el pacto de sangre de Jesús. Estamos en Dios y Él en nosotros.
Ahora bien, usted talvez conoce algunas personas con quienes no desea estar unido. Ellos podrían significar un reto para usted. Sin embargo, se le ha ordenado vivir en amor; por tanto, obedezca. Comience a liberar el amor (Ágape), el cual ha sido derramado en su corazón por medio del Espíritu Santo. Deseche el temor y la preocupación, y sumérjase en el gozo: “Es mi voluntad amarle”.
¡Amor, amor, amor! El amor se encuentra fuera del alance de la derrota. En la Biblia se afirma que el amor nunca falla. Cuando usted actúa en amor en alguna situación, abre la oportunidad para que Dios actúe. Analícelo. Cuando usted libera el amor en una circunstancia, permite que Dios obre libremente en ésta; entonces Jesús se convierte en el responsable de su éxito.
La Palabra de Dios es amor.
El nombre de Jesús es amor.
Los dones del Espíritu son amor.
La sangre de Jesús es amor.
Nacemos del Espíritu Santo quien es amor.
El cielo es amor.
El amor es el cielo.
La persona que se rehúsa a amar, se está perdiendo de todo lo mejor que Dios le ofrece. No desaproveche nada. Libere amor cada momento, en cada circunstancia, oración y pensamiento; al punto que éste consuma por completo su vida.
¡Hágalo! Éste lo fortalecerá y echará fuera todo temor, el cual le ha robado las más grandes bendiciones de Dios. El amor expulsará al diablo de sus asuntos y lo liberará de todo tormento de las tinieblas. Permanezca tranquilo ante el Señor, y sienta cómo el amor Ágape, la misericordia y el amor bendito de Jesús fluyen como una fuente del Espíritu Santo hacia su espíritu. Después, ame a otros con el amor de Dios. Si esto le parece muy difícil de cumplir, recuerde: una vez que usted comience a liberar amor en una situación, Jesús se convierte en el responsable de su éxito. ¡El amor nunca falla y Jesús tampoco! Por tanto, ¡el amor es su camino al éxito!