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mayo 2, 2022

3 Pasos Simples para Asegurar Tu Paz en un mundo de Caos

Kenneth y Gloria Copeland entraron al auditorio de una iglesia un domingo por la mañana justo cuando el pastor les dio la bienvenida a todos y dijo: “¿No es maravilloso estar en la casa de Dios hoy?”

Tan pronto como la Sra. Copeland escuchó esas palabras, su respuesta inmediata fue:

“¿No es maravilloso ser la casa de Dios hoy?”

Durante la mayor parte de sus vidas, los Copeland han vivido con una poderosa conciencia de Proverbios 18:10 (RVC):

“El nombre del Señor es una fortaleza a la que el justo acude en busca de ayuda”.

El Nombre de Jesús, la Palabra de Dios y la presencia del Espíritu Santo han sido su objetivo durante décadas. Ya sea construyendo una familia, construyendo un ministerio o superando la última crisis mundial, ellos sabían a quién y dónde acudir en busca de ayuda.

Todos nosotros, sin importar nuestro estilo de vida o nivel de fe, necesitamos un refugio seguro, un puerto seguro, una casa segura a la cual podamos correr. Necesitamos un lugar donde no solo nos sintamos seguros, sino donde sepamos sin lugar a dudas que tenemos ventaja sobre todo el estrés, la presión, la incertidumbre y el caos que el mundo puede arrojarnos día tras día.

Lo que Kenneth y Gloria Copeland llegaron a entender fue: ¿Qué pasaría si no tuvieras que ir a un lugar para encontrar ese tipo de protección y tranquilidad? ¿Qué pasaría si pudieras llevar tu propia “torre fuerte” a donde quiera que vayas, con acceso las 24 horas, los 7 días de la semana?

Bueno, buenas noticias: ¡hecho, hecho y hecho!

Jesús nos asegura que incluso ante la amenaza de “guerras y rumores de guerras” (Mateo 24:6), hay una manera en la que podemos mantener una paz mental constante. Vivir de esta manera, va a requerir un poco de trabajo de nuestra parte. Va a requerir que hagamos alguna demoliciones, así como algo de construcción.

Por lo tanto, si lo que buscas es un estado de paz poco común (para tus hijos, tus padres ancianos, en tu hogar, en el trabajo, a lo largo del día), te animamos a que apliques este proceso de tres pasos fáciles de seguir, está basado en la Palabra de Dios y respaldado por Su poder.

Estos 3 pasos simples para asegurar tu paz mental en un mundo de caos están diseñados para llevarte de tener que encontrar un plan B para escapar en la vida, a caminar en el plan A de Dios de tranquilidad mental para todos los días.

Paso No. 1: Despeja Tu Cabeza

“Les dejo la paz. Es mi propia paz la que les doy, pero no se la doy como la da el mundo. No se preocupen ni tengan miedo”. – Juan 14:27 (PDT)

El primer paso simple para asegurar tu paz mental en un mundo de caos es despejar tu cabeza de la forma de pensar del mundo. La paz mental que ofrece Jesús es un regalo para ti, y no es algo que puedas obtener del mundo. Entonces, cuando el mundo parece haberse vuelto loco, puedes tener paz mental y no estar preocupado o asustado.

¿Te preguntas cómo es esto posible? Echemos un vistazo más de cerca a lo que Dios dice al respecto.

Bajo el antiguo pacto, las promesas de Dios a Abraham, Moisés y al pueblo de Israel, la oferta de paz de Dios conllevaba más un sentido de un lugar físico, un lugar seguro donde se manifestaba la presencia de Dios. En los días de Moisés era la “Tienda de Reunión” (Éxodo 33:7). En los días del rey Salomón era el “Templo” (2 Crónicas 7).

Pero como vemos en Isaías 26:1-3 (RVC), Dios fue muy claro desde el principio en cuanto a que la paz que Él extendió a la humanidad era mucho más que una fortaleza física para que corriéramos y nos escondiéramos:

“¡Fuerte es nuestra ciudad! ¡Por muros y antemuros Dios le puso salvación! ¡Abran las puertas, y que entren los justos, los guardianes de la verdad! Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza.”

El plan de Dios es que tengas paz mental mientras estas en la tierra,  es tan necesario como la sensación de paz que proviene de la seguridad física. De hecho, para Él, la verdadera paz siempre ha sido un asunto de la mente.

Para nosotros que ahora vivimos bajo el nuevo pacto, el apóstol Pablo expone esta verdad:

“pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:3-5, NVI).

La revelación de Pablo para nosotros es que la paz mental no sucede simplemente, es una batalla, tenemos que luchar por ella, solo que esta es una lucha en nuestras mentes.

Justo antes de dejar la tierra, Jesús se reunió con sus discípulos y les dijo: “La paz sea con vosotros” (Juan 20:21). Entonces Él “sopló sobre ellos” y dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (versículo 22). Él impartió el Espíritu de Dios en ellos, que es lo que nos sucede a nosotros cuando nacemos de nuevo. Ahora, fortalecidos con el Espíritu Santo, podemos derribar las malas fortalezas en nuestras vidas, fortalezas como la preocupación, el miedo, la depresión, la ira y el resentimiento.

Con el Espíritu de Dios viviendo dentro de nosotros, somos la “tienda de reunión”, el “templo de Dios”. Ya no tenemos que ir a buscar una “torre fuerte”, somos la torre fuerte. Y cuanto más espacio le demos al Espíritu Santo al despejar nuestras mentes de la forma de pensar del mundo, más paz disfrutaremos, sin importar lo que suceda a nuestro alrededor.

Paso No. 2: Educate a Tí Mismo

“Acérquense a él, a la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y preciosa. Y ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual” –1 Pedro 2:4-5 (RVC)

Las Escrituras prueban que Dios está totalmente interesado en las rocas y en la construcción…

  • “Jehová Dios es la Roca eterna” (Isaías 26:4)

  • “Sé como un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24, NVI)

  • “Sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18).

Puede que no te des cuenta, pero estás en construcción mientras estás en esta tierra. Y, si deseas una experiencia de tranquilidad total, no será suficiente con deconstruir las malas fortalezas que el diablo ha alojado hábilmente en tu cerebro a lo largo del tiempo. Mientras estás ocupado derribando los malos pensamiento, también necesitas construir los buenos pensamientos. Es por eso que el segundo paso simple para asegurar tu tranquilidad en un mundo de caos es fortalecerte.

Los seguidores de Cristo somos “piedras vivas” (como Jesús). ¡Somos el proyecto de edificación personal de Dios, y Sus planes para nosotros empiezan por nosotros mismos!

El desafío es que demasiados creyentes no están al tanto de las buenas intenciones de Dios.

Una vez, mientras Jesús estaba enseñando en una sinagoga, se encontró con una mujer que estaba encorvada a causa de una enfermedad y no había podido mantenerse erguida durante 18 años. Cuando Él la vio, la llamó de entre la multitud y le dijo: “Mujer, eres libre de tu enfermedad” (Lucas 13:12, NVI). Entonces Él la tocó, y ella inmediatamente se puso de pie.

Lamentablemente, la condición física de esta mujer por fuera es una imagen de cómo se ven muchos cristianos por dentro, en sus almas: encorvados, golpeados y oprimidos.

Entonces, ¡viene Jesús!

En este caso, el problema fue que Jesús sanó a la mujer el sábado, lo cual estaba en contra de las reglas religiosas de la época. El pensamiento de los líderes religiosos fue: ¡Él obró! Y no se suponía que lo hiciera, así que lo llamaron.

Mala fortaleza, ¿verdad? ¿Y la respuesta de Jesús?

“Esta querida mujer, una hija de Abraham, ha estado en cautiverio por Satanás durante dieciocho años. ¿No es justo que sea puesta en libertad, incluso el sábado? (versículo 16).

En ese momento, Jesús derribó una mala fortaleza y construyó una buena. Literalmente despojó al diablo de su opresión y restauró el cuerpo de la mujer. Jesús derribó la mentalidad religiosa engañada y estableció la verdad del corazón de Dios para toda la humanidad.

El apóstol Pedro una vez resumió el ministerio de Jesús en estas palabras:

“Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, el cual anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos 10:38, NVI).

En otras palabras, Jesús se dedicó a demostrar las intenciones de Dios para con nosotros al derribar las malas fortalezas y edificar las buenas.

Vivimos bajo un nuevo pacto que entró en vigor en el momento en que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. En ese momento fuiste perdonado. En ese momento fuiste salvado. ¡En ese momento todos los beneficios de convertirte en hija o hijo de Dios se convirtieron en tuyos!

Finalmente, la paz mental que tu Padre celestial pretendía que tuvieras desde el principio estaba disponible para ti. Jesús te liberó de toda la opresión del enemigo, así como liberó a esa mujer.

Ahora, todo lo que te queda por hacer es: ¡ocuparte en construir tu nueva “torre fuerte”!

Paso No. 3: Ponte Cómodo Hablándole a las Cosas

“Él [Jesús] se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: —¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo…… [los discípulos] Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”  – Marcos 4:39, 41, (NVI)

Cuando todo el mundo, incluido el diablo, parece empeñado en derribarte, destruirte, e incluso hundirte, ese es especialmente el momento de levantarte, decirle a la tempestad que se calle y luego fortalecerte. Es la única forma en la que obtendrás y mantendrás la paz.

Cuando el rey David se encontró en momentos difíciles en su vida o en intensa angustia, la Biblia nos dice que “se animó y se fortaleció en el Señor” (1 Samuel 30:6).

¿Como él hizo eso? Basta con echar un vistazo al libro de los Salmos (escribió la mitad).

Empezó a pensar, escribir, orar, hablar, cantar. En su mayoría, se ocupó de abrir su mente Y su boca, haciendo que ambos se alinearan con la Palabra de Dios, las promesas de Dios y la verdad de Dios sobre sí mismo y lo que fuera que estaba enfrentando…

“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2, NVI).

En resumen, ¡le dijo a su cabeza y a su boca qué pensar y decir!

Llega un momento en el que hay que hablar con las cosas. Tomemos a Jesús, por ejemplo: Además de hablarle al viento y a las olas, Él también le habló a las cosas o situaciones….

  • Reprendió la fiebre en la suegra de Pedro (Lucas 4:38-39)

  • Habló desde una gran distancia y un siervo fue sanado (Mateo 8:5-13)

  • Mandó a los espíritus malignos y los enfermos fueron sanados (Mateo 8:16)

  • Habló a un árbol y murió (Marcos 11:14, 20)

  • Animó a hablar a las montañas (Marcos 11:23).

Realmente, más que cualquier otra persona o cualquier otra cosa, harías bien en comenzar a hablarte a ti mismo; de todos modos, ya lo haces.

Hallazgos médicos recientes nos dicen que nuestras palabras resuenan físicamente a través de cada nervio de nuestro cuerpo. Entonces, todas esas cosas que te has estado diciendo a ti mismo, en tu cabeza y con tu boca, te están impactando interiormente y a todo lo que te rodea.

Tal vez sea la hora de hacerte un favor y hablar de manera más intencional y resuelta. Toma una escritura como 1 Pedro 2:9 (NVI) y comienza a decirte a tí mismo:

Soy escogido… Soy de la real sacerdocio… Estoy delante de Dios y le sirvo… Soy apartado, especial para Dios, incluso poseído por Él… Mi tarea principal en la vida es declarar Su bondad… Ya no estoy en la oscuridad… Dios me ha llamado, personalmente, para estar con Él.

Haz esto durante una semana, un mes, un año. Luego observa cuál es tu nivel de tranquilidad.

Cuando apliques estos 3 pasos simples para asegurar tu paz mental en un mundo de caos, experimentarás una paz que supera todo entendimiento. Solo recuerda, en este mundo, la paz que sobrepasa todo entendimiento no es un hecho, tenemos que luchar por ella. Con las palabras de Jesús y el poder del Espíritu Santo, tenemos más que una oportunidad de luchar: ¡tenemos la certeza respaldada por Dios de que somos “torre fuerte”!