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Sanidad

Una dosis diaria de escrituras de sanidad para confesar

Toma la Palabra como medicina, y confiesa cada una de las promesas de la Palabra de Dios.

  • Filipenses 1:6: «Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo».
  • Juan 10:10: «El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (en plenitud hasta que sobreabunde)».
  • Isaías 53:4-5: «Con todo, él llevará sobre sí nuestros males (enfermedades debilidades y angustias), y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados».
  • Salmos 103:2-5: «¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia».
  • Proverbios 4:20-22: «Hijo mío, presta atención a mis palabras; inclina tu oído para escuchar mis razones. No las pierdas de vista; guárdalas en lo más profundo de tu corazón. Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo».
  • Salmos 91:9-10, 14-16: «Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector, no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa. Yo lo pondré a salvo, porque él me ama. Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en medio de la angustia. Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré. Le concederé muchos años de vida, y le daré a conocer mi salvación».
  • 2 Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
  • Isaías 40:29, 31: «El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece. Pero los que confían en el Señor [esperan, están a la expectativa y tienen esperanza en Él] recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan».
  • 2 Corintios 10:3-5: «Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos. 4 Las armas con las que luchamos no son las de este mundo (armas de carne y sangre), sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas 5 y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo».
  • Filipenses 4:6-7: «No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús».