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Pregunta del día

octubre 27

¿Hay algo malo con el movimiento de la Nueva Era?

El movimiento de la Nueva Era, es una de muchas religiones y sistemas de creencias en el mundo actual. Y el problema radica en lo siguiente: Todas las religiones y sistemas de creencias no cristianas, enseñan que no tenemos necesidad de un salvador, que podemos merecer la salvación realizando buenas obras o alcanzar un nivel espiritual más alto.

El deseo por obtener un nivel más alto de madurez espiritual, es bueno. Sin embargo, muchos de esos sistemas prometen resultados un poco diferentes —un aparente nivel más alto de espiritualidad que se alcanza sólo al entender “el ser divino interior”—. Aunque este concepto parezca fascinante, hallamos el camino hacia la verdadera madurez espiritual sólo al enfocarnos en la Palabra de Dios. Y ese camino se obtiene sólo a través de la comunión con el Señor y al buscar la verdadera paz que proviene sólo al aceptar a Jesús como Señor y Salvador.

Sólo existe un Dios verdadero y un camino hacia Él. En Isaías 46:9, dice: «porque yo soy Dios, y no hay otro. ¡Nada hay semejante a mí!». Jesús afirmó en Juan 14:6: «Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí». Jesús escogió morir en la Cruz y pagar el castigo por todos los pecados de la humanidad. Él padeció todo el dolor que conlleva el pecado, a fin de que nosotros no tuviéramos que padecerlos. Su amor por nosotros fue tan grande que lo llevó a morir por nosotros, pero Él no está muerto. ¡Jesús está vivo!

Dios «… nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales» (Efesios 2:6). Tú no puedes alcanzar un nivel más alto que estar sentado con Cristo en los lugares celestiales. No puedes profundizar en las cosas de Dios más que sólo por medio del ministerio del Espíritu Santo, quien «… lo examina todo, aun las profundidades de Dios  (1 Corintios 2:9-10). Éste es el plan de Dios para alcanzar tu madurez espiritual: recibe por completo todo lo suficiente que Jesús ya realizó, y acéptalo como el Señor de tu vida.